Las tres joyas preciosas reciben este nombre porque son los tres objetos base de nuestro camino espiritual.
Sin estos tres objetos no podríamos acceder al camino budista ni progresar en el, por lo cual es muy importante tener una clara comprensión sobre las tres joyas y como podemos integrarlas en nuestra práctica diaria.
Budha: Este objeto hace referencia a todos los seres que han realizado la iluminación, es decir, que han logrado liberar sus mentes del sufrimiento, que han desarrollado y perfeccionado todas las virtudes y cualidades espirituales. Son los maestros supremos, el soporte para poder obtener enseñanzas espirituales auténticas y puras.
Del mismo modo en que una persona acude al mejor ingeniero para construir su casa, un practicante espiritual acude a los seres realizados espiritualmente para cultivar sus mentes y asegurarse de un progreso correcto, por las diferentes etapas del camino espiritual.
Un Budha no es solo un maestro, es un guía, es un compañero espiritual que debido a su inconmensurable compasión, ha decidido compartir sus enseñanzas con el mundo y ayudarnos a liberarnos de nuestro sufrimiento. Sin la existencia de un Budha, la liberación completa del sufrimiento nos sonaría algo imposible de realizar, pero dado que han existido maestros iluminados, podemos desarrollar una confianza genuina en la oportunidad que tenemos para liberar nuestras mentes de las aflicciones.
Dharma: Este objeto representa las enseñanzas compartidas por los Budhas. Cuando uno que ha recorrido el sendero se libera del sufrimiento, hace girar la rueda del Dharma, lo que quiere decir que da a conocer los métodos que conducen hacia la liberación del sufrimiento.
Acorde con las diferentes culturas y religiones de la India, la palabra Dharma puede tener diferentes interpretaciones, por eso, para referirnos a las enseñanzas budistas utilizamos la palabra "Budadharma" y de ese modo evitamos interpretaciones erróneas.
Los seres iluminados realizan el potencial innato de todo ser humano, comprenden su propia mente, comprenden como funciona la naturaleza de todos los fenómenos. Este saber es universal, no depende de una religión, de un solo individuo, de una secta o de una cultura determinada, todo el mundo puede investigar y conocer su propia mente, todos los seres sufren y por lo tanto el método para liberarnos debe ser universal.
En este sentido, Dharma quiere decir "Ley natural", todas las enseñanzas budistas encuadran dentro de lo que son leyes naturales que rigen en el mundo y que existen independientemente de si creemos o no en ellas. Por ejemplo, el karma, la impermanencia, la interdependencia, son leyes naturales, existen independientemente de nuestra cultura o visión de las cosas.
Cuando el cuerpo de un Budha perece, queda el Dharma guiando y alumbrando a los seres que con un corazón noble aspiran a la iluminación y a ayudar a todos los seres.
Si un Budha llega al mundo pero decide aislarse, no habría enseñanzas que practicar, estaríamos a merced de nuestros propios engaños y sería muy difícil establecer un sendero claro para avanzar.
Sangha: La tercera joya es la comunidad de practicantes, que si bien, no han purificado completamente su mente, toman el compromiso de practicar y preservar las enseñanzas, de respetar y seguir los consejos de los iluminados y proporcionar las condiciones adecuadas para la práctica.
Del mismo modo en que una persona va a una universidad a estudiar una carrera y se rodea de personas y maestros afines, un practicante de Dharma se acerca a el Sangha para poder aprender y generar condiciones propicias para su crecimiento.
Cuando el Budha histórico murió, las comunidades monásticas permitieron que el Dharma se siguiera expandiendo y llegará a nuestra época actual.
Si observamos detenidamente la triple joya es la manifestación y la expansión de toda la sabiduría y la compasión que emana de la mente pura y clara, por eso son consideradas como valiosas joyas que nos permiten progresar en el camino espiritual.
La triple Joya es nuestro objeto de sustento y refugio, que nos protege contra la ignorancia y sus velos, nos nutre de amor y sabiduría, fertiliza y prepara el terreno de nuestra mente para que podamos cultivarla y embellecerla.
Cuando nos comprometemos a seguir el camino budista, nos estamos comprometiendo a seguir a los maestros iluminados, sus enseñanzas y las comunidades de practicantes que aspiran a dicho fin.
Debemos comprender en profundidad el significado real de dichos objetos, debemos comprender lo que realmente representa el Budha, el Dharma y el Sangha porque esa es la dirección que tomamos. Si no hay una confianza genuina en la mente despierta, los métodos y los seres que lo practican, entonces no podremos avanzar demasiado lejos. Para que nuestra confianza sea pura, debemos estudiar las enseñanzas, comprenderlas y de este modo practicarlas para que la experiencia directa nos permita acceder al verdadero significado de estos objetos.
La contemplación diaria de los tres objetos nos ayuda a fortalecer nuestro entusiasmo, nuestra fe y nuestra dedicación. Al pensar en Budha no debemos pensar en alguien ajeno o alejado de nosotros mismos, dado que un Budha es una persona común y corriente que ha dedicado su vida al desarrollo espiritual, si los Budhas del pasado, del presente y del futuro pueden realizar la mente despierta, entonces ¿Por que nosotros no podemos?.
Al pensar en el Dharma, debemos observar las enseñanzas como parte de nuestra propia naturaleza, no como un conocimiento externo que nos llega, porque eso no podrá transformar las aflicciones de la mente, sino como un entendimiento que ha estado siempre en nosotros y que ahora nos tomamos el tiempo de contemplar y practicar.
Al pensar en el Sangha, debemos comprender que cuando compartimos nuestro camino con otros seres que aspiran al mismo objetivo, nuestra experiencia se fortalece, las dudas se desvanecen y contamos con mas herramientas para el crecimiento espiritual.
En la próxima nota veremos el significado interno y externo de la toma de refugio en estos tres objetos y como nos ayuda en nuestro crecimiento espiritual cotidiano.
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