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El refugio interior


Queridos compañeros de Dharma, estoy muy feliz de iniciar este espacio para el aprendizaje y la práctica de las enseñanzas budistas.

Al igual que podemos contar con estos espacios virtuales para almacenar y conectar con estas enseñanzas, el verdadero sentido de Hogar del Dharma es que podamos ser nosotros mismos un refugio para la paz y la felicidad auténtica.

Generalmente cuando nos sentimos desorientados o desanimados, cuando nos sentimos desbordados por la agitación de la vida cotidiana, solemos buscar refugio en nuestra familia, en nuestros amigos, parejas, en deportes, espectáculos, comidas, viajes y todo tipo de entretenimientos.

Nosotros, como practicantes espirituales, nos refugiamos en el Dharma, las enseñanzas legadas por Buda. Este refugio no es algo ajeno a nosotros, no es externo, puesto que el budismo pretende acercarnos a nuestra verdadera naturaleza y a morar en la serenidad que ya habita dentro de todos nosotros, que es parte de nuestra mente.

Cuando nosotros mismos nos volvemos un auténtico refugio, ya no dependemos de las condiciones externas para estar bien, ya no debemos esperar a que afuera sea todo idóneo para estar en calma. Ser un practicante budista se trata de aprender a cultivar nuestra mente, aprender a cultivar estados virtuosos, a trabajar con nuestras emociones y despertar el potencial que todo ser humano posee para ser feliz y hacer felices a los demás. Cuando la mente esta cultivada, fortalecida, centrada y disciplinada, la paz y la felicidad son como nuestra sombra. Pero cuando la mente esta distraída, agitada, perturbada, todo lo que ocurre afuera puede tornarse una amenaza y una batalla constante. Esta es la función de este espacio, y el objetivo de estar durante siete años compartiendo este camino con las personas, poder ofrecer una oportunidad de generar una transformación radical en nuestra vida para el beneficio de todos los seres.

Para ser un auténtico refugio del Dharma, necesitamos purificarnos, necesitamos cambiar nuestras percepciones equivocadas y entender como funciona la naturaleza de nuestra mente para que podamos actuar con mayor amor y mayor sabiduría. Al igual que un hogar se construye con esfuerzo, con dedicación, con paciencia, reuniendo todos los materiales y las condiciones necesarias, el desarrollo espiritual requiere de similares características para que sea un refugio firme y no se derrumbe ante los primeros cambios que experimentamos. Con el estudio, la contemplación y la práctica, nos aseguramos de construir una base firme desde la cual podemos integrar la sabiduría budista y obtener el mayor beneficio posible. Cada persona tiene la labor de observar los materiales necesarios para construir su refugio, la labor de construir su propio refugio y la labor de sostenerlo a través de su desarrollo. Por nuestra parte ofrecemos todo nuestro apoyo y nuestras herramientas a su disposición para que podamos avanzar juntos en este maravilloso camino y transformar nuestro sufrimiento.

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